domingo, 4 de noviembre de 2012

El relog cósmico

El mecanismo Antikythera  fue hallado en 1.901 en un antiguo naufragio romano; se atribuye a que fabricado en la Antigua Grecia.
Desde su descubrimiento, expertos internacionales de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, tratan de descifrar los secretos de este enigmático aparato, pero un hombre lleva más de 30 años haciéndolo en solitario es el físico e historiador británico Michael Wright.
El Prof. Wright está convencido de que el aparato se creó para calcular los movimientos planetarios, empleando una deslumbrante matemática y una matriz compuesta por 30 dientes mecánicos.
Cuando Wright inició su investigación, el único que había publicado un trabajo al respecto era Derek Price, de la Universidad de Yale. Price sugirió que funcionaba introduciendo fechas en el aparato para obtener información sobre cuerpos celestes.
"Al principio parecía que Price había solucionado el problema", recuerda Wright, "pero cuando miré otra vez vi que los cálculos no funcionaban".
Derek Price no puede defender su trabajo, ya que murió en 1983, pero Wright asegura que hay un elemento crucial de su investigación que no cuadra, y es el que señalaba que los engranajes tenían 128 dientes, cuando en realidad tenían 127.
Esto significa, explica Wright, que la posición de la luna variaba unos pocos grados cada año. "Es un 0,8b % impreciso", apunta. "Puede que no suene a mucho pero si lo multiplicas causa grandes problemas".
Michael Wright, historiador y físico, ha invertido más de 1.000 horas en el proyecto, trabajando día y noche con el experto australiano Allan Bromley, ya fallecido.
Wright está convencido que la parte frontal del objeto es un planetarium, con un asa para cada uno de los cinco planetas conocidos por los astrónomos de la Antigua Grecia, moviéndose en el círculo del Zodíaco.
Uno de los grandes retos que enfrentaron sus antiguos diseñadores, dice Wright, fue que los planetas, que usualmente se mueven de oeste a este durante la noche, en algún momento se paran y regresan en dirección contraria. "Este movimiento en zig zag intrigaba a los griegos", explica, "pero se dieron cuenta de que se podía reproducir si tienes un circulo montado sobre otro círculo".
Paralelamente al trabajo de Wright, otro grupo de historiadores, matemáticos y astrónomos también se metieron de lleno en la reconstrucción del Antikythera.
Historiadores y expertos han tratado de reconstruir el Antikythera mediante el uso de imágenes de rayos X.
"Nuestro modelo mostró por primera vez que el mecanismo incluía un ‘saros’, un sistema de predicción de eclipses, con funciones marcadamente sofisticadas", afirma Tony Freeth, miembro del grupo. "Nuestro modelo explicó que el engranaje en la parte trasera tenía dos funciones distintas, unas que ninguna de las investigaciones hechas desde su descubrimiento lograron detectar". "Sobre todo, entendimos que las piezas identificadas por Wright reproducían el movimiento de la Luna de una forma sorprendente".
No obstante, tras un siglo de estudios realizados al Antikythera, todavía no se ha logrado explicar gran parte de los mecanismos que lo componen.
"La última palabra no ha sido dicha o escrita", dice Wright, "quizás no será en nuestra generación. Puede que alguien logre ir más allá algún día".

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